sábado, 24 de noviembre de 2012

Nuevo Leon

Para comer sabrosón no hay como Nuevo León. Las influencias judía, española y Tlaxcalteca son algunas de las que han contribuido a enriquecer el panorama culinario de la región.A falta de corderos, los judíos españoles utilizaron al cabrito como sustituto en sus tradiciones gastronómicas. El famoso “machito”, hecho con tripa de caprino, tan popular en Monterrey, es una derivación del “zarajo” de Castilla. La semita, ese singular pan dulce con nuez, también es herencia de conquistadores con antepasados sefarditas.La aportación indígena se aprecia, por ejemplo, en el otro pilar de la gastronomía nuevo leonesa: la carne seca o machacado de res.


Pero es el cabrito el que es reconocido como la gloria de la gastronomía de la entidad.En Nuevo León se come el cabrito al pastor, y dicen los que saben que el secreto de este platillo es el propio cabrito, que debe ser un animal tierno, de no más de 40 días de nacido y que jamás haya probado hierbas del campo, es decir que sólo haya sido alimentado con leche materna. El cabrito se asa abierto, a las brasas de leña de mezquite, y luego de dos horas de cocción lenta y precisa se sirve acompañado de frijoles charros, con carne de puerco, chile serrano, tocino y cilantro; pero si se le agrega cerveza a los frijoles, su nombre cambia a “borrachos”, en vez de “charros”. En salsa o en sangre, son otras dos de las maneras en que se cocina el cabrito norestense. Abundando en el tema de la carne, hay que decir que la región, gracias a su fama de tierra ganadera, es casi carnívora por excelencia.

Aparte del cabrito y el machacado, los regio montanos también degustan manjares como las agujas a las brasas; la carne zaraza, que son tiras de lomo servidas con guacamole, y la arrachera, corte de carne originario de Nuevo León.



Tradiciones y Costumbres

Es probable que Los Chicaleros sea la fiesta viviente más antigua en el estado de Nuevo León, pues sus orígenes se pierden en el tiempo, pero sus características son indudablemente reminiscencias indígenas. Las danzas se ejecutan dentro del marco de la Semana Santa, en la Laguna de Labradores, a pocos kilómetros de Galeana. A la sazón, los chicaleros se disfrazan con atuendos confeccionados con costales de ixtle y usan máscaras de demonios. Desde el miércoles, ellos andan por las calles y se meten a las casas a “robar” utensilios de cocina para que las mujeres no puedan hacerle de comer a sus esposos. También “roban” alimentos que van juntando para la comilonga del sábado.

El viernes y el sábado los chicaleros ejecutan sus danzas y aprovechan cualquier oportunidad para “molestar” y divertirse a costas del público. Luego, en un momento determinado uno de ellos “roba” a una mujer para convertirla en su “esposa”, y para ello organizan una divertidísima boda chusca.

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